Día de los Creadores
La celebración del Día de los Creadores se inició en 1989 en la Delegación Lomas de Zamora, por iniciativa de una sus socias, María Isabel Lena, con el objeto de reunir en un mismo ámbito a representantes de diversas disciplinas artísticas. Tiempo después se sumó a la organización y al festejo la Delegación Almirante Brown hasta que finalmente, y a fin de que participaran todas las Delegaciones, la Seccional Surbonarense, presidida en ese momento por Florencia Durán, tomó a su cargo el proyecto.
Desde entonces se han venido realizando encuentros anuales en los que intervienen poetas, narradores, músicos, artistas plásticos, realizadores cinematográficos, en lugares que se destacan por su importancia institucional o cultural como la Escuela de Bellas Artes de Lomas de Zamora, la Biblioteca Presidente Avellaneda, el Salón Mitre de la Municipalidad de Lomas de Zamora y en la Asociación Gente de Arte de Avellaneda.
Durante mucho tiempo las artes tuvieron una existencia apacible, con cambios graduales y, vistos desde el presente, lentos. A lo largo de los siglos, los medios para la reproducción de las representaciones de la realidad o de lo imaginado en la tríada clásica del arte, literatura-plástica-música, han estado estrechamente ligados a las distintas formas de representación. El siglo XIX vino a romper ese pausado devenir. Baste recordar el impacto que produjo la aparición de la fotografía: lo que en sus inicios fue una imagen estática, pero reproducible, abrió el camino a la imagen en movimiento, muda primero, sonora después, hasta llegar a dos campos independientes, la fotografía y el cine, hoy fuertemente modificados por los dispositivos digitales. La técnica intervino en la composición musical y en su reproducción, también en el siglo XIX, primero con la presencia del fonógrafo y luego con el desarrollo de instrumentos electrónicos que empezaron a convivir con los mecánicos clásicos; esto, sumado a la posibilidad de reproducir obras completas o fragmentos por medio de la cinta de audio magnética, fue un nuevo paso para otras formas de composición.
Y ¿qué sucedió con el libro? Después de la revolución de Gutemberg era difícil imaginar un cambio radical. Sin embargo, y ya en el siglo XXI, el escritor se encuentra ante el desafío inédito, valga la palabra, que le plantean la reproducción digital, el acceso a la Internet, el doméstico “copiar y pegar”, que pulverizan al autor, pero que potencian la ubicuidad del texto escrito y que abren posibilidades de publicación (en el sentido estricto de hacer público) antes imposibles. El blog, la pagina web, los sitios de la red, el lector digital (y su correlato, el libro electrónico) compiten hoy con las páginas de los volúmenes editados en papel que siguen poblando bibliotecas y nutriendo espíritus.
